Escribir es volar, crecer, soñar. Es buscar, elegir, saborear, amasar.
Escribir es más que arroparse con palabras cantarinas, mullidas, suaves, tibias. Es amar todas las palabras a la vez: las dulces, las amargas, las rudas, las indiferentes, las arteras, las arrogantes, las humildes, las poderosas, las delicadas, las armoniosas, las tristes, las alegres, las gruñonas, también.
Escribir es leer y releer; es hacer y deshacer; es buscar pacientemente el vocablo exacto que retrate el sentimiento, que refleje el momento, que aquiete la ansiedad, que describa otro ser, que fotografíe un lugar, que produzca placer. Es crear, vivir otros mundos, otras vidas, otros sucesos.
Escribir es hurgar en el intelecto, es urgir al pensamiento para enriquecerse en él.
En fin, es un mágico proceso que sólo requiere, constancia, tiempo, silencio, paz e interés.