Su corazón parecía una bomba a punto de estallar; apenas respiraba. Se elevaba realizando grandes círculos imitando los ágiles desplazamientos de una golondrina, intentando coger al vuelo zancudos y mosquitos, pero la tarea resultaba demasiado complicada para el zorzalillo. Su cuerpo era incapaz de ascender y girar todo lo rápido que deseaba.
_Esto no va conmigo _pensó, además el aire me impide oír el zumbido de los mosquitos.
Con esfuerzo atrapó un par de moscas desprevenidas, pero soñaba con una jugosa lombriz.
_ Pastelero a tus pasteles _dijo resignado, quedándose bajo un canelo para recuperar el aliento y la compostura.
(Breve historia en cien palabras para ejercitar lectura y comprensión en niños de entre siete a ocho años.)