Llegó el tiempo
(¿todo tiene un tiempo?)
de aspirar el perfume
de las madreselvas.
Enmarañadas,
empinadas,
las ansiosas guías
poblaron rincones
donde anidarse.
La escondida cerca
donde se abrazan
recibe a la primavera
ornada de zarcillos
como si le hubiesen
crecido nuevas alas.
Sus flores imitan
perfumados ojos
de largas pestañas
esquivando al viento
que ufano pasa.
Es el tiempo finito
de alegres jazmines
y albas madreselvas
perfumando la brisa
en cada primavera.
Hasta aquí me llegan el perfume de las delicadas flores de la madreselva. Precioso poema. 😊
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¡Gracias Lidia! No te imaginas lo rico que huele la brisa, pues ellas y los jazmines están justamente en el lado de donde sopla generalmente el viento cuando hay buen tiempo, y lo trae hasta la casa.
Saludos
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Que alegre es la primavera y que triste es el otoño, pero los dos me gustan de la misma manera.
Un abrazo.
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Es verdad que cada cual tiene su propia belleza, pero seguramente a raíz de la mayor luminosidad, en primavera nos llenamos fácilmente de energía. Este año, verdaderamente la estaba necesitando. Parece que por eso mismo, la estoy disfrutando aún más.
Saludos
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Bona nit.
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Primavera, luz clara
de amaneceres brillantes,
aroma de vida en el aire,
corazones vivos
y una camino que recorrer
entre madreselvas curiosas
que alzan sus ojos al sol.
Muy lindo poema, me encanta. Aquí estamos en otoño avanzado, con frío y días cortos y yo necesito la luz… Un abrazo.
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Son los ciclos naturales, ¡qué le vamos a hacer! Pero pareciera que las personas necesitamos de mucha luz, y cuando escasea se nos vuelve un tanto gris el ánimo también.
El invierno recién pasado lo sentí más largo que muchos. Felizmente, para todo «hay un tiempo de…» Ya gozarás de mayor luz.
Un abrazo
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