¡Ahora sí que publico un poema de los antiguos! De cuando escribía sobre una hoja de papel en un viejo cuaderno.
De mis manos cansadas
Destila de mis manos cansadas
el torbellino de los días.
Late en el dolor
de los huesos agitados,
la premura de las horas,
como verdugo incesante
en la cadena sin fin
de tantos detalles.
Desde el fondo de la casa,
cual historia encantada,
una música infantil me abraza,
traspasando las murallas.
Las voces de los niños
suavizan las quejas,
tapizan los dolores,
me dejan renovada.
Sólo entonces dejo a mi mano,
gozar del gesto grácil,
sintiendo la suavidad del trazo
sobre la hoja vasta,
intentando atrapar pensamientos,
que ya casi se escapan.
El delgado envoltorio
de estas, mis manos cansadas,
resistidas al trajín cotidiano,
se viste de mariposas,
luces, aromas, alboradas,
para fortalecerse
y brindarse todo,
en esta hoja blanca.
Yo sigo escribiendo mis ideas en folios, tengo un montón de cuadernos, y de vez en cuando los releo y me cuesta reconocerme.
Bona nit.
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¡Buenas noches amiga!
Aquí con mucho día claro aún. Luego iré a regar mis plantitas.
Dulces sueños. Un abrazo
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Ya me retiro, hasta mañana.
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Manos que cantan
con música vibrante,
cuando sienten el papel
se vuelven ágiles,
bailan entre las palabras
que van dejando impresos
los sentimientos.
Escribía cuando era jovencita, me gustaba. Pero luego lo dejé y he estado muchos años sin hacerlo, Hasta hace siete años que empecé de nuevo.
Tú lo haces muy bien, me gusta mucho, tus versos están llenos de sentimiento y además, la impresión que tengo es que tienes mucha facilidad.
Un abrazo.
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Algo similar me ha ocurrido a mí. Siempre me gustó escribir, desde muy joven. Pero luego el trabajo y la crianza de los hijos absorbieron todo mi tiempo. Hasta hace cuatro años en que ya me retiré.
Ahora, relajada y en «El Cielo», ha sido mucho más fácil recuperar esa dormida veta.
Un abrazo
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