Me encontrarás

 

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Cuando ya no sea más,

cuando mi alma haya dejado

la finita vestidura terrenal

encontrarás mi recuerdo

en la preguntona mirada,

de los traviesos niños,

que juegan en las calles.

Me encontrarás en la quietud

de la arena mansa de la playa,

recibiendo el ímpetu furioso

del mar que la abraza.

Me encontrarás en el aire oloroso

de la primavera,

en la lluvia que baña las plazas,

en la humilde tierra,

que presionarán tus plantas.

Me encontrarás también,

en el silencio de la solitaria

e imponente montaña,

que nunca dejará de estrecharte,

cuando escuches a tu alma,

en el más oscuro rincón

de tus gastadas añoranzas,

en el cielo claro de las mañanas,

en el grácil revoloteo de las mariposas

en las espigas que se desgranan.

Sonrisa leve,

rayo de luz en el agua,

perfume, ausencia, misterio,

seré sólo un recuerdo,

que se desmigaja…

 

No recuerdo cuándo lo escribí, pero este poema tiene ya muchos años; sin embargo no ha perdido su vigencia, creo.

 

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