¡Viene la lluvia! ¡Viene! ¡Viene!
Lo repetía el viento, los árboles, los pájaros…
Caminaron más aprisa los caracoles. Las babosas, bamboleándose, dejaron sinuosas huellas plateadas.
Una familia de lombrices asomó desde unos pequeños agujeros en la tierra buscando lugares seguros para resguardarse del inminente aguacero.
Con prontitud los padres acostaron a sus hijos, los abrazaron, y rendidos se durmieron. En ese momento nadie recordó que los abuelos ya no percibían voces, formas, ni podían desplazarse.
Al despertar, después que el sol espantó a la lluvia, salieron a desayunar.
Sólo ahí la ausencia hizo nido y todos lloraron el doloroso olvido.
(Breve historia en cien palabras para ejercitar lectura y comprensión en niños de entre siete a ocho años.)
Hermoso 😘
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¡Gracias Calú!
¿Cómo va ese ánimo, mejor?
¡¡Un abrazo grande!!
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Si, debo ser mas optimista… 😊
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Para divisar el horizonte hay que levantar la vista.
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Dejé tantas cosas en el pasado que, temo mirar al frente y olvidar… pero hay que seguir de pie.
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Y un abrazote gigante tambien para ti 💙💚💛💜
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Muy bueno!!! Gracias! 😀
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Luego de jubilar quedé un buen tiempo pegada aún en el trabajo y fueron saliendo estas breves y sencillas historias.
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Me encanta!
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Sólo ahí la ausencia hizo nido y todos lloraron el doloroso olvido.
Un besazo Sara
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Un poco tarde, pero servirá de lección para los hijos.
¡Besos!
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Excelente aprendizaje aún a costa del doloroso olvido.
Un abrazo.
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¡Gracias por comentar, Carlos!
Que disfrutes el finde.
¡Un abrazo!!
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Pero era demasiado tarde para corregir ese terrible olvido. Eso pasa mucho en la vida real. Un aplauso, me encantó. Besos a tu alma.
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Perfectamente se puede asociar a la vida de las personas, lamentablemente.
Que tengas un buen finde, Marimar!
¡Un abrazo!
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