Cuando leí el micro «La maqueta del barco» escrito por nuestro amigo Carlos Montalleri, lo sentí como una fotografía de la soledad que sufren muchas personas mayores. Entonces recordé, que también tengo uno que podría considerarse como tal, para compartirlo con ustedes. Aquí va.
¿Quién?
Un frío día otoñal acudimos con mamá al llamado de la abuela. Nos recibió el jardín tapizado con hojas de cerezo, cual rojo mosaico natural rodeado por la derruida cerca.
Desde lejos, la abuela nos besó con su sonrisa; luego nos abrazó largamente.
Después de agotadas muchas preguntas y respuestas, dijo:
_Hija, tengo unos pequeños obsequios. Este cofre para ti, y mis apuntes para Marisel.
Abracé su disminuido cuerpo sintiendo la suavidad de su traslúcida piel en mi rostro.
_Llámenme, no preciso más… Estaré bien.
Ahora, recordándola, confundo su silueta con la solitaria cerca.
¿Quién, más desamparada y sola estará?
«Llámenme, no preciso más… Estaré bien» En esta frase está contenida esa soledad de la que hablas y la necesidad enorme de afecto…. Es muy emotivo tu relato, Sari!
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Sí. Esa frase lo dice todo. Además está el gesto de entregar sus cosas más preciadas,
¡Feliz de que te haya gustado, Claudia!
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¡Gracias, Carlos! Escribes tan bien y tan bonito, que me agrada mucho lo que me dices.
¡Abrazos!
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