La visita

Hoy ha venido un inquieto pajarillo a trinar en mi enramada,

a batir sus novísimas alas en el viento dominguero,

a volar confiado bajo las caritativas sombras,

a adueñarse  del espacio perfumado de lavandas,

a jugar entre verdes vericuetos y explanadas,

a encontrar el silencio justo donde lucir sus finos silbos,

a brincar en juguetones saltitos osados y traviesos,

a hurgar en todas las ramas, en todos los rincones,

a sentir el abrigo  de nuestras bobas miradas,

a reposar su cuerpecillo calentito en nuestros brazos.

 

Y ahora que se ha ido y la noche me acompaña,

revivo en mi memoria sus palabras recién apropiadas,

sus primitivas conjugaciones sazonadas de gracia,

sus preguntas sinceras, sus cómplices miradas.

Entonces reparo en el vacío del quieto entorno,

donde ahora se pierde el sentido del gran espacio,

mas descubro en las silenciosas paredes,

colgada su risa en multicolores guirnaldas.

Alegremente acompañada permaneceré así

evocando la suave presión de sus brazos

sobre mi espalda cansada.

Domingo treinta de noviembre del 2014, después de la visita de mi nieto Diego que contaba en ese entonces con tres años.

Imagen tomada de internet.