Gimnasio natural

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─¡Mamá! ¡Por favor! ¡Voy en la tercera vuelta…! ¡Estoy agotada! ¡Anda, quiero volver a  la telaraña..! Mis amigas de facebook estarán preguntándose dónde estoy; no puedo permanecer tanto tiempo desconectada…

─El verano es el tiempo ideal para fortalecer tus articulaciones, hija, y este gimnasio natural no durará mucho. Después les explicas. En whatsapp encontrarás la foto que te acabo de tomar.

«Tan anticuada la madre que me fue a tocar», se dijo la arañita y continuó bajando y escalando paredes rosadas, sudando y rezongando; pero también saboreando el exquisito picor que dejaban en su boca las diminutas hormigas que iba encontrando.

Imagen: flor de dalia en mi jardín.

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¿Para qué más?

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«Tiraré todo por la borda. Trabajar veintidós años ha sido esclavitud; mi alma necesita libertad». Cogió su vieja guitarra, repasó canciones y al metro se fue a instalar.

Desde ese día vivió con lo esencial; ¿para qué más? Al final de la jornada la felicidad pintaba en su rostro una sonrisa que duraba hasta cada nuevo amanecer.

Esta es mi participación de febrero en el Reto cinco líneas del blog de Adella 

Palabras a incluir: canciones, felicidad y trabajar.

Imagen tomada de internet.

 

Oculto tras la máscara

Aurora siempre escribe relatos muy buenos y especiales. Este no es la excepción y está inspirado por una foto formidable. ¡Sé que les encantará! ¡A disfrutarlo!

La historia está en tu mente

Viernes creativos 3 de febrero de 2019

Samuelín había sido toda la vida un chico tímido. Sufría pánico escénico desde que tenía uso de razón. Era un caso extraño entre los suyos ya que su familia se componía de trapecistas, domadores, payasos y contorsionistas. Como todos lo conocían y lo querían, le encomendaban tareas que no implicaran salir a escena.

Un terrible día, uno de los payasos se enamoró perdidamente de la alcaldesa del pueblo en el que actuaban y sin previo aviso, se fugó con ella al Caribe.

La noticia pilló a la familia tan desprevenida que no quedó más remedio que obligar al pequeño Samuelín a pintarse la cara y salir al escenario. El pobre estaba tan nervioso que, a pesar de haber pasado la tarde poniéndose capas de maquillaje, cuando llegó la hora de la verdad, olvidó vestirse de cintura para abajo. Nada más aparecer en escena ocurrieron dos hechos sucesivos y significativos: el…

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