Papá detenía el camión frente al gran boquerón llamado Boca Norte, para hacernos correr hasta los matorrales, antes de entrar. De nuevo en marcha, mi corazón rugía al unísono con el motor; mis ojos hendían la oscuridad, mas solo percibía frío y agua escurriendo. De pronto, desde los costados, surgían pequeñas cavidades débilmente iluminadas. Pasado un tiempo eterno, sacudida por los baches y apegada a mamá, la aparición de un lejano punto luminoso al frente me llenaba de ilusión. A medida que crecía, extrañas figuras de hielo pendían del techo: eran lagrimones congelados del invisible ogro del Túnel Las Raíces.
Hace poco tiempo participé en el concurso literario Araucanía en 100 palabras; envié un par de textos y solo obtuve un «siga participando». Apelé a un imborrable recuerdo de infancia, que ahora les comparto junto a información sobre el túnel.
El túnel debido a su gran longitud (4528m) no permite ver la luz al final de este desde un extremo a otro. De hecho, en la mitad de él no es posible ver la luz del comienzo ni del final. Antiguamente (antes del año 2005 y la remodelación) el túnel era un panorama de total oscuridad en su interior, sobre todo desde el kilómetro dos de recorrido.
El túnel forma parte de la Ruta 181 que une la ciudad cordillerana de Lonquimay con Victoria. Esta carretera continúa hacia Argentina a través del Paso de Pino Hachado en la Cordillera de los Andes. Además, el túnel sirve para conformar un corredor bioceánico entre el Pacífico y el Atlántico, desde Lebu, en la Región del Biobío en Chile, hasta Bahía Blanca en Argentina.
El túnel permite un tránsito unidireccional, por lo cual los vehículos deben esperar que se les indique la dirección del tránsito para avanzar. En la actualidad se encuentra asfaltado.

Pingback: Lagrimones de un ogro invisible — Desde El Cielo – Anahi Moreno
Gracias por compartir este hermoso regalo (no importa el premio, Sari) y gracias también por los datos que nos aportas respecto a este túnel.
Mi premio lo tienes.
Un abrazo muy fuerte y buen día.
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¡Gracias por tu premio, Isabel! Nada mejor podría recibir; bastante historia posee el túnel desde su construcción hasta ahora, cuando su interior ha cambiado tanto respecto de los recuerdos que atesoro. Constituía una preocupación en mi mente infantil saber que tendríamos que cruzarlo, y después emerger se transformaba en un enorme alivio.
¡Gracias por tu comentario, abrazo y afecto, Isabel! ¡Besos!
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Hola Sari, a veces pasa así que no hay premio o reconocimiento y está bien. Gracias por compartir tu recuerdo de infancia y dar a conocer esta maravilla. Me imagino que cruzarlo cuando estaba oscuro era algo impresionante. Te dejo un abrazo.
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¡Hola Ana! No me molesta no haber obtenido el premio, nada. Está bien, como dices.
Era todo un suceso para mí cruzarlo, la oscuridad, el agua que caía por sus paredes irregulares, el frío intenso, el barro y los enormes baches, más el tiempo que demorábamos en recorrer esos más de cuatro kilómetros, se volvía eterno. Mis recuerdos datan de cuando tenía unos cinco a seis años. Y la mayor de las veces el objetivo del viaje era por la afición de mi papá por la pesca. Y ahí ya regresan otros recuerdos, que en algún momento intentaré rescatar.
¡Gracias por tu abrazo Ana, va otro de vuelta!
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A mí los túneles me dan un poco de miedo y bastante claustrofobia así que entiendo esos terrores infantiles que tan bien has sabido contar.
«Siga participando», vaya respuesta tan poco alentadora. No importa, tu relato es bueno.
Abrazo, Sari
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Al igual que a ti, los túneles y cavernas me provocan miedo, Paloma. ¡Parecía interminable!
No es literal el «siga participando» 😁, solo lo sentí así, pero no me decepciona en absoluto.
¡Abrazos para ti también!
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Muy bueno, Sari!!!
Fuerte abrazo.
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¡Gracias, Pedro!
¡Otro abrazo de vuelta!
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Lo importante del relato es que pude sentir tu emoción al atravesar ese túnel y además conocimos de primera mano algo de tu tierra. Gracias por compartirlo. Un abrazo.
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¡Gracias a ti por leer y comentar, Carlos! Ahora se puede optar por usar el túnel o el camino Cuesta Las Raíces, especialmente con buen tiempo, sus paisajes son preciosos; en invierno permanece cerrado.
¡Un fuerte abrazo, Carlos!
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Qué interesante, Sari. Me ha encantado la explicación y me da un poco de miedo ese túnel tan tenebroso. Los concursos sirven para motivarnos y sacar a relucir nuestra creatividad, los premios ya son otra cosa, generalmente, lejana😊Un abrazo muy fuerte.
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¡Hola Aurora! Qué bueno que te ha gustado. Recordar cómo percibía esos momentos me sirvió para compartir información de ese lugar característico de la zona en que viví mis primeros años. Amo los parajes cordilleranos.
¡Un abrazo grande!
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Sari, Muy buena historia y es que los miedos de la infancia dan mucho juego.
Un abrazo.
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Tienes razón, Ángel. Todo es enorme y fácilmente tenebroso en la mente infantil. Pero en este caso, creo que no exagero. Eran minutos laaargos, fríos, oscuros e inciertos.
¡Un abrazo!
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Lo mío eran los puentes de las autopistas, que largos se me hacían y que sudores.
Un abrazo.
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Los túneles me provocan un poco de angustia. Ahora, en las autovías que hay tantos para salvar las montañas, hay algunos que se me hacen interminables, me imagino que se para el coche y se apagan todas las luces y quedo en una oscuridad total… Se haría interminable tu viaje en aquellos tiempos, un túnel estrecho, tan largo y sin asfaltar, no me extraña que lo recuerdes como la boca del ogro.
Un abrazo.
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Así era; en aquellos años todo era más rudimentario, especialmente en lugares más alejados de las ciudades grandes. Hace unos años, ya remodelado, lo volví a cruzar y me pareció maravilloso comparado con mis recuerdos.
¡Abrazos!
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También tengo recuerdo de túneles así. Tengo uno muy cerquita entre Segovia y Madrid.
Un abrazo, Sara.
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Seguro que es muy moderno el que mencionas, Marisa.
¡Otro abrazo grande de vuelta!
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A mí me ha gustado mucho el micro, tiene un punto de inocencia que demuestra la rememoración y lo hace auténtico.
También me parece interesante lo que cuentas sobre el túnel. Imagino que tendrá poco tráfico, si no se tienen que formar buenas colas…
¡Un abrazo!
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Ahora, además del túnel, existe un camino sobre la cuesta Las Raíces, que brinda una espectacular vista y contribuye a disminuir el tráfico por el túnel. Claro que en invierno esta ruta permanece cerrada, porque se torna peligrosa.
Me alegra que te gustara el micro, Luna.
¡Abrazos!
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Que descripción tan bella, Sara. Me has hecho volver a mi infancia, a recuerdos que ya quisiera yo saber plasmar tan bien como tu. Mil besos.
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¡Hola Cris! Y ya quisiera yo asir los pinceles con maestría para trazar figuras, jugar con los colores, la luz, las formas y mucho más. Me alegra que te gustara el micro y te haya llevado a evocar, Cris.
¡Un abrazo grande!
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Siempre son importantes los umbrales. Esos lugares que separan e invitan a los cotidiano de la aventura. Los valientes entran a la oscuridad del túnel esperando la luz al final del camino. Muy lindo.
Te invito a colaborar en MasticadoresSur. Te dejo mi correo deossandonr@gmail.com y el Link al blog: https://masticadoressur.wordpress.com/ Saludos.
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Nunca me había detenido a pensar sobre los umbrales y sí, es verdad que son importantes. Y aunque no siempre sean concretos, estamos constantemente deteniéndonos en ellos para decidir si los traspasaremos. Si nos atrevemos y tenemos éxito, habremos encontrado luz al final del camino.
Lamento la demora en responder tu gentil comentario; he estado a punto de trepar al techo para conseguir una mejor conexión a internet 😅
Pronto te escribiré. Gracias por la invitación.
Saludos desde la novena región, Chile.
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