El mes pasado, Elicura Chihuailaf obtuvo el Premio Nacional de Literatura 2020, siendo el primero en obtener este reconocimiento entre los poetas mapuches de nuestro país. He aquí algunos de sus poemas.

Estos cantos
Los arreboles del alba
sostienen mi espíritu
Así como estos cantos
sujetan la angustia
de mi corazón.
Por los amados surcos de la mañana
MI ALMA FUE PREGUNTANDO POR EL AMOR
Cuando supe que tú me habías olvidado
se borró en mis ojos el color de la
Naturaleza
y, en su oscuridad mis pensamientos
sólo desearon vagar por todas las tierras
Así anduvieron buscando tu realidad
la fuente misteriosa del recuerdo
Qué dolorido durmió todo ese tiempo
mi corazón sin saber nada de ti
Con las estrellas Azules de la mañana
mi alma fue preguntando al rocío
al aroma de las plantas y de las flores
Acompañó el vuelo de las aves y
de las mariposas
y entró en las aguas claras turbias
de la lluvia
Largamente hablé también, me dijo
con el viento y con la luz del sol
Yo estaba muy enfermo desde
que supe que tú me habías olvidado.
De tanto mirar tu rostro sonriente en la Luna
pensé que habían pasado ya muchos años
Pero en el canto de las bandurrias
sonaron recién las campanas del atardecer
(Las oyes lo sé, me dijo mi corazón dolorido)
Ahí entonces supe que eras el espíritu de un sueño
del que nunca jamás despertaría
(Del libro Sueños de Luna Azul, 2008).
En este suelo habitan las estrellas
En este suelo habitan las estrellas.
En este cielo canta el agua
de la imaginación.
Más allá de las nubes que surgen
de estas aguas y estos suelos,
nos sueñan los antepasados.
Su espíritu -dicen- es la luna llena.
El silencio, su corazón que late.
[De su libro, El invierno su imagen y otros poemas azules, 1991].
En el país de la memoria
Retroceden ríos, piedras y los pájaros
remontan hacia abajo
Los canelos sagrados nos recuerdan oraciones
mientras las machis en los últimos bosques
se refugian
No hay serpientes que eleven adormilados cerros
No hay estrellas, sólo la pálida luna
nos alumbra y oculta en su otra cara los temores
La nutria del mar guarda silencio
pues sabe que el invisible barco es
más fuerte que el acero
En el país de la memoria
somos los hijos de los hijos de los hijos
La herida que duele, la herida que se abre
la herida que sangra hacia la Tierra.
[De su libro, El invierno su imagen y otros poemas azules, 1991].