Una imagen surrealista permanece en mi memoria a pesar del tiempo transcurrido. Atraídos por el calor de la estufa nos fuimos a jugar a un lugar indebido: la cocina. Mi hermano dirigía la cuerda por un extremo y yo, feliz, saltaba. La figura de mamá en la puerta y un grito fue todo uno: la cuerda estaba atada al asa de la olla donde hervía la comida. Leo escapó sin soltarla y las presas y el caldo quedaron regados sobre el piso.
Esta es mi participación de junio para el https://adellabrac.es/reto-5-lineas/
Palabras a incluir esta vez: figura, lugar y tiempo.
Pues menuda liada, Sari. Madre mía, ¡menuda cocina! Mientras ninguno de los niños saliera herido, tiene solución🥰
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Pues sí, Aurora, felizmente solo quedó como una anécdota, porque la historia del micro fue real, protagonizada por mi hermano menor y yo.
La cocina era amplia y el calor de la estufa sabía rico, afuera nevaba. Creo haber tenido 7 años y mi hermano 4. No puse reparo alguno a la idea de amarrar la cuerda al asa de la olla y, bueno, ya ves cómo terminó. Felizmente nadie resultó dañado, excepto que almorzamos algo improvisado y mucho más tarde pero contentos de estar bien.
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Impresionante recuerdo de aquél tiempo, cuando durante el crudo invierno el único refugio estaba precisamente cerca de la placa de hierro en la cocina. Un abrazo.
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Así fue, Carlos. Es una anécdota real. Con mi hermano pequeño cometimos ese desaguisado, tal cual, ¡literal!
Pasado el enojo y más tarde, comimos cualquier cosa pero menos el rico guiso desaprovechado.
Un abrazo.
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Oh, me tuviste en tensión con esa olla hirviendo. Menos mal que se regó por el piso. Conozco casos de accidentes similares que dejaron cicatrices. 😨
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El objetivo estaba cumplido, pudimos jugar y ahí estaba calentito, sin pensar en lo peligroso que pudiere resultar. Esto lo viví con mi hermano menor, fue real con final feliz luego del enojo, porque no resultamos lastimados.
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Hola Sari, muy buen relato que nos trae a todos recuerdos de cuando estuvimos a punto de vivir una tragedia por temeridad o despreocupación tan típica de los niños. Aunque aparentemente «no pasó nada», me queda la duda de si al final quien recuerda tuvo algún tipo de daño físico, quizás quien lo narra. Una excelente propuesta para el reto de las 5 líneas. Saludos.
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Resultamos ilesos, mi hermano pequeño y yo, Fue real. Al ver a mamá reaccionó demasiado rápido para escabullirse y entre el susto, el enojo y las apetitosas presas desperdigadas por el piso, fue una escena muy particular e imborrable.
Un abrazo, Ana.
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Wow, me alegro que nada pasara y ahora tengamos tu relato. Saludos.
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Madre mía, Sari!!! Eso solo se les ocurre a los niños.
La que pudo haberse liado, no me lo quiero ni imaginar.
Menos mal que solo lo sufrió el piso y tu madre después limpiando todo, imagino.
Bueno una anécdota que recuerdas como una trastada que seguro también habrás contado a tus hijos.
Un besito y feliz día. 🤗🌷
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Pudo tener graves consecuencias, sí, y no me explico cómo no me opuse en ese momento a usar el asa de la olla… la mente infantil, al parecer, no sabe prevenir, privilegia el éxito inmediato de una acción nada más. Ayer me comuniqué con mi hermano para refrescar ese recuerdo.
Un abrazo, Yvonne! 🤗😍😊
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El ángel de la guarda tenía mucho trabajo en esa época, ja ja ja
¡Qué peligro!
Buena descripción.
Un abrazo, Sara
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Has acertado, ¡tuvimos un ángel de la guarda excepcional! 😊😊😊. Para entretenerse, por ese entonces, había que apelar a la imaginación y usar lo que tuviéramos más a mano.
Un abrazo de vuelta.
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