Madrecita pequeña
vellón perfecto
mano extendida
corazón abierto.
Esponja infinita
inmenso puerto Seguir leyendo «Madrecita»
Madrecita pequeña
vellón perfecto
mano extendida
corazón abierto.
Esponja infinita
inmenso puerto Seguir leyendo «Madrecita»
¿Será que el espíritu que nos anima se puede comparar con la más bella de las mariposas? ¿Y que para llegar a convertirnos en ella habremos de vivir muchas vidas en forma de oruga? Así, cada vez que hayamos completado el aprendizaje en una de ellas, deberemos despojarnos de nuestro envoltorio de carne y huesos para recomenzar otra?
La gran diferencia está en que la oruga verdadera no se apega a esa cubierta material, es más, casi ni se detiene para mudarla, en cambio nosotros evitamos y eludimos vivir ese Seguir leyendo «¿Cómo orugas?»
Un día, dos cebollas conversaban animadamente en una canasta.
_ ¡Uy! ¡Mira los tallos que te asoman!
_ ¿Y tú? ¡Estás igualita!
Miraron sus figuras en la ventana: ¡se veían idénticas!
_ ¿Sabes? Siento algo extraño aquí adentro.
_ También yo. Es un húmedo mensaje: la tierra nos llama.
Entonces, pidieron al abejorro buscar algunas avecillas que pudiesen alzarlas.
Más tarde, el aire desordenó sus mechas cuando dos generosos queltehues las trasladaron hasta una fresca cavidad cubriendo sus cuerpos con tierra.
Ellas, agradecidas, los miraron alejarse.
Respiraron hondo, sonrieron, y la primavera hizo nido con ellas en la buena tierra.
(Breve historia en cien palabras para ejercitar lectura y comprensión en niños de entre siete a ocho años.)
El día
se ha vuelto
una gran pausa,
como si el tiempo
equivocado
se hubiere detenido
sin dejar huella
de ninguno de sus pasos. Seguir leyendo «Día leso»
En mitad del día
vino el sueño
a regalarme su pereza
recorrió mis brazos
aflojó mis piernas
nebulizó el listado
de quehaceres diarios,
y tan campante
se ha instalado
sobre mis párpados
amodorrados.
Por más que me esfuerzo no logro recordar exactamente cuándo fue que llegaste a mí. Quizás si ha sido demasiado el tiempo transcurrido y ante la arrolladora fuerza de los sentimientos no lo percibí.
Sin embargo, está muy clara la primera vez que te tuve entre mis brazos. En ese momento no había espacio ni motivo para preguntarme por cuánto tiempo continuarías conmigo. Seguir leyendo «Todo se acaba»
Lleno el día
con palabras ajenas
mías o prestadas…
Ribetean mis telones
con mensajes en sordina
camuflando el tic tac
de mi pasada. Seguir leyendo «Lleno el día»
Un día, la abundante lluvia sorprendió a mamá tijereta comiendo adentro de una col. Asustada se asomó a mirar, pero la corriente la llevó al medio de la inundación y no consiguió llegar hasta sus huevos.
Al pasar junto a unas flores estiró sus pinzas para sostenerse , trepar y observar.
Mas, cuando vio sus diminutos huevecillos navegando agitó desesperadamente sus Seguir leyendo «Mamá tijereta»
Muchas veces cuando me siento a escribir un texto, cualquiera que fuere, ocurre que mientras estoy en la elaboración del mismo, me detengo para agradecer la maravillosa invención del computador, que, felizmente, he alcanzado a conocer y ocupar.
¡Cuánta facilidad para releer, borrar, cambiar, recomenzar, etc., y con qué rapidez! Agrego a esto la posibilidad de acceder a través de internet, a la consultación del significado de cualquier concepto en la página de la Real Academia de la Lengua, y obtenerlo de forma Seguir leyendo «Fabulosos inventos»
En calma llegó la tarde.
dibujando sombras
alargadas sobre
los surcos café oscuro
de la tierra sembrada.
Los pajarillos buscaron Seguir leyendo «Tarde de otoño»
Hombre pequeñito,
perdona nuestra impiedad.
Anhelas ternura
y en una moneda
recibes crueldad. Seguir leyendo «Hombre pequeñito»
Esa noche, Verdecita soñó que había realizado la tarea de matemática; pero al desayuno apenas comió pues no sabía cómo solucionar el problema.
Lavó sus dientes y se despidió. Mas, no siguió la ruta acostumbrada. Se escondió entre las ramas del romero y se durmió.
Un dolor agudo la despertó. Una tijera de podar había cortado su cola. Seguir leyendo «Una dolorosa cimarra»
Comparto tu poesía de pueblo rural y pequeño
de calles silenciosas con casas de madera tibia
de serenos rostros tras las nubosas ventanas
de manos cansadas abriendo puertas crujientes
aseguradas con el grueso madero de una tranca
de rosales empolvados empinados en los árboles
de las polvorientas veredas mansas. Seguir leyendo «Comparto»
Sucedió una vez que la hormiguita Toti nunca más pudo acarrear alimentos, porque un caballo estropeó sus patitas traseras. Todos se apenaron, menos ella.
_Sigo viva _dijo; sólo camino más lento. Ahora asearé dormitorios, ordenaré camas y decoraré nuestro hogar.
Puso floreros en las habitaciones, y por la noche, cuando todos regresaban, el hormiguero olía a rosas y lavandas.
Nunca se quejaba, terminaba agotada, pero feliz.
Así pasó mucho tiempo, hasta que un día sus amigos le construyeron en secreto un diminuto carro, donde colocó su abdomen y pudo avanzar impulsándose con sus patas delanteras.
Toti, agradecida, ¡lloró de felicidad!
(Cuento en cien palabras para ejercitar lectura y comprensión con niños de segundo básico.)
¿Siente la tierra oscurecida de lluvias la fuerza del músculo impulsando la herramienta que la horada?
¿Percibe que la observan, remueven, vuelcan, recorren, amasan? Seguir leyendo «Infinitamente dispuesta»